Pistoletazo de salida al golpe del 1-O: los Mossos ni estaban ni se les esperaba
Carles Puigdemont y Oriol Junqueras han sido los grandes protagonistas del primer acto de campaña del ilegal referéndum del 1-O. De nada han servido las advertencias por parte de la Delegación del Gobierno de la ilegalidad del acto al dueño del Tarraco Arena. Tampoco la orden de la Fiscalía a los Mossos de parar el 1-O. El acto ha concluido como el primer gran éxito del independentismo.
Miles de personas se han congregado en la tarde de este jueves en el Tarraco Arena para asistir al primer acto de la campaña por el referéndum ilegal del 1-O. Ni los Mossos ni la policía local, tampoco la Guardia Civil, han hecho acto de presencia para parar un acto declarado ilegal. La que fuera plaza de toros pertenece a la Diputación de Tarragona, pero funciona bajo concesión que en estos momentos gestiona la empresa privada Agencia de Publicitat Internacional Catalana.
El delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, había avisado al Govern, las entidades y los partidos independentista que podrían incurrir en un «delito» si celebran el acto. «Vamos a esperar que haya una rectificación por parte de los que están promoviendo estos actos que podrían ser constitutivos de delito», ha explicado en declaraciones a los periodistas tras presidir la reunión de trabajo en la Subdelegación del Gobierno en Gerona.
El recinto ha contado con la presencia de unos 8.000 espectadores y de representantes de todos los partidos independentistas, así como de asociaciones como la ANC, Òmnium Cultural o la Asociación de Municipios por la Independencia.
Diferentes personalidades de la sociedad catalana han desfilado por el escenario animando a los catalanes a votar el primero de octubre. Entre las soflamas independentistas, no han faltado las mofas al Gobierno y a la Guardia Civil. En un momento del acto, uno de los presentadores/animadores del evento ha animado al público: «Señores y señoras de la Guardia Civil. ¿Dónde están las papeletas, las papeletas donde están?», cantaba animando a los asistentes a agitar unos papeles en alto.
El acto ha culminado con los discursos del vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, y el president, Carles Puigdemont. Ambos han coincidido en señalar que «llegamos a este momento más fuertes que nunca» y han reivindicado la legalidad y la calidad democrática de la convocatoria declarada ilegal por el Tribunal Constitucional.
Junqueras, en su alegato, ha pedido a todos los catalanes la movilización para que también los que no están a favor de la independencia acudan a las urnas el 1-O. «Esta fortaleza, esta movilización, es la de todos nosotros», queriendo legitimar el acto ilegal del primero de octubre maquillándolo con la presencia de los discrepantes.
Otro argumento, que también ha hecho suyo Puigdemont, es la declaración que ha realizado este jueves el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en la que aseguraba que «está claro que si un ‘sí’ a la independencia de Cataluña viera la luz del día, veremos, pues respetaríamos esa decisión». Esta frase ha dado alas a los dos máximos dirigentes catalanes que la han repetido como un mantra durante sus intervenciones.
Lo que ambos han obviado es la continuación de la referencia a Juncker, pues el presidente de la Comisión aseguraba que tras un ‘sí’ a la independencia «al día siguiente, Cataluña no se puede convertir en miembro de Europa».
La intervención de Puigdemont se ha centrado en todo momento en legitimar cada paso que ha dado la Generalitat, auspiciada por las decisiones del Parlament, para llevar a cabo el referéndum ilegal. Su discurso ha comenzado en tono irónico, dando la bienvenida a todos los «inhabilitados e inhabilitadas».
Puigdemont ha reivindicado el derecho del pueblo catalán a expresar en las urnas el derecho de autodeterminación. «En Cataluña somos demócratas. No perseguimos urnas ni papeletas, no perseguimos alcaldes, no intervenimos medios de comunicación», ha señalado Puigdemont que se ha mostrado en todo momento desafiante ante el Gobierno y ante el Constitucional. «Nos dijeron que no votaríamos. ¿Qué creéis que pasará el uno de octubre? ¡Votaremos!», terminaba el president.